Frase de la semana

"Para que nada nos separe, que no nos una nada."

Pablo Neruda.

martes, 2 de julio de 2013

Mi Cuaderno Negro: Secando Bits.


Javier tenía por costumbre almacenar en formato CD todos los orgasmos de sus compañeras de cama. Grababa solo el sonido con el móvil y luego lo pasaba a su portátil. Cuando la relación con la chica terminaba por uno u otro motivo, el que fuera, Javier grababa un disco en el que, numerados, podían escucharse todos y cada uno de los puntos álgidos de sus relaciones sexuales. Entonces hacía dos copias, una de ellas se la enviaba a la chica en cuestión, la cual, intrigada tras descubrir su nombre escrito con una caligrafía precisa a rotulador indeleble, escuchaba el sonido de los muelles, la carne y sus propios gemidos en formato mp3.
La otra copia la colgaba del cableado que unía la fachada de su casa con la fachada de la casa de enfrente, una muy moderna (Según él) diseñada por un arquitecto de renombre que contrastaba con la suya llena de desconchones, musgo y humedades.

A Elena, la primera pareja de Javier, le pareció asquerosa la idea del disco, lo rompió y se dirigió ofendida a la casa de su pervertida ex-pareja para reclamar una explicación, cruzarle la cara y obligarle a borrar cualquier contenido sonoro en el que su voz apareciera. Y así lo hizo, reclamó una explicación, le cruzó la cara y borró el contenido.

Clara, sin embargo, comenzó a excitarse escuchando el audio hasta el punto de que, caliente como un volante en agosto, comenzó a masturbarse oyendo la grabación. Jamás volvió a saber nada de Javier, ni tan siquiera se molestó en volver a llamarlo.

Cuando el sobre con el CD llegó al buzón de Paola esta ya estaba muy lejos de aquella casa, se había mudado a Badajoz por motivos de trabajo y además, entre otras cosas, para olvidar al imbécil de su ex. Cuando una pareja de recién casados compró la casa, llegaron con su Renault cargado de sueños y abrieron el buzón, se debatieron entre oír aquel álbum titulado "Paula", aquel supuesto, escrito con una caligrafía precisa a rotulador indeleble, o sencillamente tirarlo a la basura. Al final decidieron reproducirlo pero, por suerte o por desgracia, el CD estaba rayado.

El día de aquel fatídico accidente de tráfico Rocío falleció. Después de muchas lágrimas Javier reunió el valor suficiente para asistir al entierro y depositar en su tumba aquel CD recopilatorio. "Cuanto la quería este chico, qué bonito, seguro que le ha dejado un disco con sus canciones favoritas." decía una de las vecinas de la chica, una de estas cotorras metomentodo. Javier no tardó en encontrar otra mujer.

Con el tiempo Javier aprendió a amar a Ana, su esposa, y solo a ella. Ana disfrutaba en cierto modo con el pequeño Hobby de su esposo y con el tiempo el ordenador de Javier se llenó de carpetas y carpetas con el año y el nombre de Ana. El matrimonio siguió viviendo en aquella casa destartalada,  sus sueldos no les permitían mudarse a otro lugar. Tuvieron una hija que se convirtió entonces en el orgullo y la pasión de Javier. Con los años el matrimonio se fue al garete como tantos otros y cuando Ana arrojó a los pies de Javier un DVD con su nombre "ANA", escrito con penosa caligrafía y con un rotulador verde Carioca, este lo tomó, se alteró con el portazo final y se dispuso a escuchar todos y cada uno de los orgamos de su ex-mujer. Uno a uno todos ellos. Algunos le trajeron recuerdos, otros apenas los recordaba y hubo otros en los que no reconoció su voz aunque se distinguían perfectamente los gemidos de Ana.

Este último también lo colgó Javier de aquel cable que conectaba su vieja casa con otra a su entender mucho más moderna diseñada por un arquitecto de renombre que contrastaba con la suya llena de desconchones, musgo y humedades. Fue el último que colgó, no se si grabaría más.

Juanjo Aguilar.

Licencia Creative Commons
Secando Bits por Juan José Aguilar se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

No hay comentarios:

Publicar un comentario