Frase de la semana

"Para que nada nos separe, que no nos una nada."

Pablo Neruda.

domingo, 29 de mayo de 2011

Fuegos de artificio de abril en mayo.

Fuegos de artificio de abril en mayo.

Espermatozoides
Que penetran el cielo de Sevilla,
Que se mezclan con el manto de la noche
Donde en mi ventana cavila
Mi mente inquieta y desinhibida
Llena de oscuros reproches.

Metralla que estalla en colores
De rojos, azules y verdes,
Casi una mezcla de sabores
Y Sinestesias divergentes
En todos y cada uno de los frentes.

Sonido de estruendo sabroso,
Alas de fuego y anís
Que rompen la calma de Abril
Y de un Mayo quejumbroso,

Fuente que de nuevo renace
En la primavera de dos mil once,
Apremian los fuegos que esconde
El que lanza los cohetes en balde
Que por ser cohetes arden
En esta noche calurosa,
Esplendida y venturosa,
Donde hermosa
Luces orgullosa, flamenca, tu rosa.

Juan José Aguilar Orellana

jueves, 26 de mayo de 2011

Viaje más allá de mi balcón

El amplio balcón del que está provisto mi apartamento es un lugar rico en historias y tuberías atascadas, jamás ha sido limpiado más que por el agua de la lluvia que muy ocasionalmente nos ayuda a desinfectar este hábitat tan complejo. Tras leer El Hacedor (de Borges), Remake He decidido practicar uno de los muchos viajes que Agustín Fernández Mallo plantea en este (a mi parece) magnífico recopilatorio de ideas, conceptos, relatos y poesías. Mi viaje consistirá pues en atravesar el espejo que me separa del otro mundo más allá de las “balaustradas” de mi balcón. 


Aprovisionado con mi cuaderno, un boli BIG, un portátil Hp Pavilion a punto de morir, mi Canon, el libro de Fernandez Mayo, unas cookies y un Huevo Kinder sorpresa que he comprado para homenajear al autor de tan didáctico libro; Además tengo mi móvil y la ilusión de que alguien, con esa necesidad de comunicarse que tiene el ser humano me mande un SMS quizá más tarde, probablemente la propaganda de Vodafone.

 


Me acabo de percatar de que la cámara no tiene batería, en cuanto la cargue comenzaré mi viaje.






Apenas he empezado a escribir y ya he abierto el paquete de galletas, las cookies son quizá las más distinguidas entre las galletas, la realeza de las galletas, las motas de chocolate negro deberían ser de chocolate azul, sin pretensión de parecer racista.


  






 Mientras la cámara se carga observo como un trabajador comienza a desmaterializar un edificio que se encuentra justo frente a mí, instantáneamente otro “desmaterializador”, si así pueden llamarse, se le une. Subidos en un elevador comienzan a desgarrar la pintura que envuelve al edificio dándole un aspecto casi siniestro a este como si de alguna forma el fin del mundo que predicaron los mayas fuera en parte cierto y este no fuera más que uno de los vestigios que han quedado de la humanidad. Mi Canon se transforma ahora en unos prismáticos, es increíble que pagara tanto dinero por unos prismáticos, de hecho yo pensé cuando compre la Canon que era una cámara pero me equivocaba, son unos prismáticos y bastante buenos de hecho.





Ayer vi unas imágenes del presidente Obama tomando una Guinness, la imagen ha venido a mí cabeza como un flash, es uno de los múltiples problemas que tengo. La imagen nítida en mi cabeza me hace desear beber una Guinness, es demasiado temprano para cervezas legendarias provenientes de la más profunda Irlanda así que dejaré el deseo para otro momento y continuaré con mi viaje.

 
En seguida un objeto llama mi atención, una papelera, solitaria, triste, taciturna, situada justo entre medianeras casi colocada aposta, apuesto que colocada aposta y apostada ahí porque alguien pensó que podría ser una buena obra de arte postmoderna si alguien la observaba con mayor detenimiento. Me propongo contar cuantas personas dan de comer a tan huérfano elemento para intentar llegar a alguna conclusión. Son las 12:40 de la mañana.





Continuo mi viaje y en esta ocasión me percato de un hecho curioso, los coches, como las personas, forman grupos bien diferenciados, ellos eligen realmente el compañero con quien quieren aparcarse y no es el humano el que, crispado ya por no encontrar un sitio cerca de su casa, aparca el coche.








No desentonan en color, ni forma, probablemente se parezcan hasta en ideología, probablemente haya grupos de coches de izquierdas, de derechas, de centro, coches republicanos y coches que estén a favor del movimiento 15M por una democracia real ya. Los coches son un mundo.





  Sin avisar y mientras pensaba en esta jerarquía social se cruza frente a mi campo de visión un helicóptero, su sonido ya venía avisando de su llegada. Como una libélula se desplaza plácidamente por el cielo en esta mañana insípida, y como una libélula se marcha dejando tras de sí un sonido que pronto relaciono con el efecto Doppler. La libélula se ha ido y de pronto me siento un poco triste.





 Abro ahora el Huevo kínder que compré porque Fernández Mayo lo mencionó en uno de sus relatos (Una rosa amarilla si no recuerdo mal), quizá lo haya abierto buscado una melancolía de la cual carezco en estos momentos y que la libélula de metal me ha incitado a buscar. Veo el envoltorio de aluminio, lo destrozo, veo el envoltorio de chocolate, lo devoro, observo el envoltorio de plástico; me asombro. No era lo que esperaba, es completamente distinto a como yo lo recordaba, es un OVNI que acaba de aterrizar en mi mesa de “trabajo”, es un auténtico huevo de alienígena o una de esas naves espaciales que todo amigo de un amigo ha visto. Es un envoltorio futurista, de otra época  con una ideología, como los coches, marcada quizá por el fabricante. La apertura es mucho más cómoda. 

 
Un terror del todo humano me hiela la sangre cuando al abrir el envoltorio de plástico y  tras haberlo descrito, aparece ante mis ojos un ser que desde luego proviene de otro planeta, quien sabe si de Gliese 581g, un ser que ha viajado casi unos veinte años luz para aparecer en mi mesa de “trabajo”, un ser que acaba de nacer de este huevo que ahora está a este lado de mi balcón y no del otro porque en su rol de visitante me visita y yo en mi rol de ser humano me aterrorizo ante su mirada (de cuatro ojos). Es curioso como el destino, la suerte o la simple coincidencia pueden sorprender tan gratuitamente a alguien.


 
Nadie ha alimentado aun la papelera y como huérfano que es el visitante de Gliese 581g voy a bautizarlo “papelera”. Papelera parece contento con su nombre.

Juan José Aguilar Orellana

miércoles, 25 de mayo de 2011

Torpezas contigo

Torpe
como mis ojos,
vago y torpe
como el carbón,

torpe
como una hoja,
triste y torpe
como un amor,

torpe
como una vida,
corta y torpe
como un bemol,

torpe 
como el destino
que de tí 
me separó.

Torpe como los mares de centeno
donde se desplaza el veneno
que desprende tu corazón.
Torpe, al fin y al cabo torpe,
torpe como un adiós.

Juan José Aguilar

martes, 24 de mayo de 2011

Luz

Luz

Encandilado por la tenue luz
De un ordenador
Que transmite en su derredor
Acordes de guitarras, acordes de blues.

Encandilado por la intensa luz
De una farola
Esperándola
En sueños, en caminos de triste azul.

Encandilado por la oscura luz
De las bombillas negras
De tu pupila intensa
Que me atropella como un alud.

Encandilado, triste y muerto
Como la luz de una lamparilla fundida
Con la que escribo esta cuartilla
La cual guardo en mi cuaderno
                                            Negro.

Juan José Aguilar 

domingo, 22 de mayo de 2011

¿Qué desea el señor?

-Buenos dias caballero.
-Buenos dias camarero.
-¿qué desea el señor?
-Deseo una casa, grande,
con tejado, con dos plantas o tres;
mejor una sola.
-¿Qué desea para beber?.
-Deseo una playa para beber,
pero una del norte, del polo norte.
-¿Con hielo o sin hielo?
-Dos pingüinos gracias.

El camarero se alejó y al volver
no le trajo ni la casa ni la playa
ni tan si quiera una ola
y posó sobre la mesa de rayas
una simple Coca-Cola.

Juan José Aguilar

viernes, 20 de mayo de 2011

Juan José Millás - "Supervivientes"

Hubo un tiempo en el que la realidad imitaba al arte. Ahora imita a la tele. La campaña electoral se ha ajustado con precisión al modelo ético y estético de esos programas a los que no es necesario seguir para que te lleguen sus ecos. ¿Quién no conoce a Belén Esteban, aunque jamás la haya visto en la pantalla? De Supervivientes, por ejemplo, es casi imposible no saber que una de las concursantes hubo de abandonar el plató al desplazársele una prótesis mamaria. Los ecos de la campaña electoral, así como las propuestas de sus participantes, han sonado, casi sin excepción, a desplazamientos de prótesis mamarias. Quiere decirse que PP y PSOE han armado el alboroto mediático característico de los programas a los que acude Miguel Ángel Rodríguez, donde el sueldo de los tertulianos depende de su capacidad para la bronca. Y así se han mostrado exactamente los dos partidos bipartidistas, sabiendo que sus vidas y sus salarios ya no dependen de los votos, sino de la audiencia. Nunca creímos que se llegara a identificar al electorado con la audiencia televisiva, jamás que la realidad política se convirtiera en un plató cuyo único objetivo sería arrebatar al adversario el pedazo más grande de la tarta publicitaria. Ya en el colmo de la turbidez reinante (y quizá de la desesperación empresarial), Zapatero gritó en un mitin que no votáramos al PSOE por sus virtudes, sino por los defectos del PP. La teoría del mal menor, en fin, llevada a extremos morales hasta hace poco inconcebibles. ¿Cómo hemos llegado a esto? Y sobre todo: ¿Qué nos espera ahora? ¿Puede una persona sensata sentirse concernida por ese espectáculo de televisión de tercera? ¿Debe acudir como público y romper en aplausos o risas cuando el regidor lo ordene? ¿Qué hacer pasado mañana? ¿Votar por Supervivientes o por DEC? ¿Qué vendrá después de la publicidad?

miércoles, 18 de mayo de 2011

Necrófago de mi pupila,
inerte brazo de plomo
que como puro cloroformo
habita mi sueño, lo anida,

lo destroza y lo transforma
como un nodo de lodo,
como la parte, como un todo,
como esta triste historia,

como un pantalán que se tambalea
en una tarde calurosa,
triste, cansada y hermosa
donde de forma triste aleteas.

Juan José Aguilar

martes, 10 de mayo de 2011

IV

No como,
no vivo,
no sueño,
no descanso,
no pienso,
no siento,
no padezco,
no te entiendo
y no entiendes mi intento,
no espero
y no perezco;
desespero
esta pérdida de tiempo.