Frase de la semana

"Para que nada nos separe, que no nos una nada."

Pablo Neruda.

miércoles, 31 de julio de 2013

Stop Motion: Palabra por Palabra.



-Amanece que no es poco (1988). Guión y dirección por José Luis Cuerda.



          Quienes han insinuado que Menard dedicó su vida a escribir un Quijote contemporáneo, calumnian su clara memoria.
          No quería componer otro Quijote —lo cual es fácil— sino el Quijote. Inútil agregar que no encaró nunca una transcripción mecánica del original; no se proponía copiarlo. Su admirable ambición era producir unas páginas que coincidieran ­palabra por palabra y línea por línea con las de Miguel de Cervantes.
“Mi propósito es meramente asombroso”, me escribió el 30 de septiembre de 1934 desde Bayonne. “El término final de una demostración teológica o metafísica —el mundo externo, Dios, la causalidad, las formas universales— no es menos anterior y común que mi divulgada novela. La sola diferencia es que los filósofos publican en agradables volúmenes las etapas intermediarias de su labor y que yo he resuelto perderlas.” En efecto, no queda un solo borrador que atestigüe ese trabajo de años.
          El método inicial que imaginó era relativamente sencillo. Conocer bien el español, recuperar la fe católica, guerrear contra los moros o contra el turco, olvidar la historia de Europa entre los años de 1602 y de 1918, ser Miguel de Cervantes. Pierre Menard estudió ese procedimiento (sé que logró un manejo bastante fiel del español del siglo diecisiete) pero lo descartó por fácil. ¡Más bien por imposible! dirá el lector. De acuerdo, pero la empresa era de antemano imposible y de todos los medios imposibles para llevarla a término, éste era el menos interesante. Ser en el siglo veinte un novelista popular del siglo diecisiete le pareció una disminución. Ser, de alguna manera, Cervantes y llegar al Quijote le pareció menos arduo — ­por consiguiente, menos interesante— que seguir siendo Pierre Menard y llegar al Quijote, a través de las experiencias de Pierre Menard. (Esa convicción, dicho sea de paso, le hizo excluir el prólogo autobiográfico de la segunda parte del Don Quijote. Incluir ese prólogo hubiera sido crear otro personaje —Cervantes— pero también hubiera significado presentar el Quijote en función de ese personaje y no de Menard. Éste, naturalmente, se negó a esa facilidad.) “Mi empresa no es difícil, esencialmente” leo en otro lugar de la carta. “Me bastaría ser inmortal para llevarla a cabo.”

-Pierre Menard, Autor del Quijote. Ficciones.Jorge Luis Borges.

Juanjo Aguilar.

lunes, 29 de julio de 2013

Mi Cuaderno Negro: Guardia Rosado y Guardia Blanco.


Situación de las calles. Vista satélite de Morón de la Frontera. 



Calle Guardia Blanco.




Calle Guardia Rosado.


Antonio Rosado, el dirigente anarquista que recogió directamente de muchos moronenses huidos testimonios sobre los hechos ocurridos el 21 de julio escribía:

El día que la guardia civil abandonó el cuartel, cuando los combatientes del pueblo entraron en el edificio, encontraron a dos guardias muertos y esposados,
unidos por las muñecas, lo que demostró la posibilidad de que hubiese existido lucha entre ellos o desobediencia al jefe de puesto.

Es muy posible que para entonces un guardia muerto se hubiera convertido en dos. En su manuscrito original, aunque no publicado, Rosado escribió que uno de los guardias se llamaba Blanco [sic] de apellido.
El testimonio coincidiría con el de José Ayala Villalón, que escuchó directamente en su casa al guardia civil Manuel Cordero decir:

Esta gente es de Alcalá del Valle (Se refería a la familia Villalón), de allí ha venido la escoria. Coño, fíjate en Blanco, que lo tuvo que matar el teniente porque se quería rendir a los rojos. Si no lo mata se hubiera rendido el cuartel.

Se refería Cordero, obviamente, al guardia José Blanco Salas, uno de los muertos en el cuartel.


- José María García Márquez y Miguel Guardado Rodríguez.
Morón: Consumatum Est 1936-1953. Historia de un Crimen de Guerra.

Juanjo Aguilar.

sábado, 27 de julio de 2013

Dimensiones: Una Dimensión.

Eres un vector,
solo uno,
suficiente para viajar de aquí a Madrid
y de allí a Nueva York.
Y todo esto siendo tú
un solo vector,
solo uno.

Juanjo Aguilar.

viernes, 26 de julio de 2013

Cesura: Santiago.

Cuando salí de mi casa la noche del incidente,
decía la radio que eran solo nueve
los muertos y que la información
no había sido confirmada.
Hoy me despierto y en la mañana
ya son setenta y ocho según la televisión
las almas que se perdieron
camino a ninguna parte.

Cuando suceden
estas cosas uno vuelve a pensar
en la inexorable,
en la macabra,
en la anular muerte.
Salía yo aquel miércoles
pensando
que era otro accidente 
más, otro de muchos.

                “Nueve muertos no son tantos
                si no han sido confirmados.”

¿Nueve muertos no son tantos?
¿qué nueve no lo son? ¿entonces cuántos?
¿cuántos hacen falta para formar un tanto?
si a mí se me murió mi abuelo siendo yo joven
y no había cuantos que valieran,
un abuelo hacía para mí mil
muertes de las gemelas,
hacía para mí las doscientas mil
de la guerra civil
española.
La guerra de Irak entonces para mí
estaba tan lejana
como el holocausto.
Yo solo pensaba en mi abuelo tumbado
en una cama de pino
que no parecía, la verdad, muy cómoda
y en las lágrimas de mi padre, de mi madre
y de mí mismo.

                (También recuerdo que mi primo
no lloraba bajo la excusa
esa cristiana del paraíso.)

Y ahora pienso:
¿cuántos abuelos habrán muerto
en el incidente de Galicia?
¿cuántas madres novicias?
¿cuántos hijos y cuantas hijas
habrán muerto también sobre las vías?

                -Un Chaval de veinte años
                oye un estruendo,
                corre y sin pensarlo dos veces
                se pone a sacar gente,
                a repartir mantas,
                agua…yo me quedo con eso-.

Juanjo Aguilar.

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miércoles, 24 de julio de 2013

Dimensiones: Dos Dimensiones.

I

Y si el mundo hubiera sido
bidimensional
¿cómo habríamos dado
juntos la vuelta a la manzana?

Juanjo Aguilar.

martes, 23 de julio de 2013

Mi Cuaderno Negro: ¿Para Qué Sirven los Palacios?



[...]
Una vez, en una entrevista,
aburrido de las banalidades que me estaba contando,
le pregunté a uno,
que en esos momentos
se me estaba poniendo trascendente
a lo Pablo Coelho, que para qué servían los palacios
y se me quedó mirando como si fuera extraterrestre.
[...]


-Antonio Orihuela


El Palacio de Congresos se descompone.


JuanjoAguilar.

lunes, 22 de julio de 2013

Mi Neurona Paranoide: La Cárcel.

...Y entonces el pueblo estalló y se hizo pueblo. Comenzaba así la revolución de ese país que llamaron Circón. La clase media ardió como ya lo hizo meses antes la clase baja y todos los eslabones desde esta última a la primera.

El Pueblo dejó de pagar sus impuestos, se negaron a seguir soportando mentiras, se negaron a seguir manteniendo con su sudor y su sangre a los que ya no necesitaban ser mantenidos, verbigracia, su monarca y su gobierno. Y, como había pasado hasta entonces, la represión del pueblo fue escandalosa y cerrada. Se fueron llenando las cárceles cada vez más hasta que no hubo sitio suficiente para tanto "criminal". El gobierno reformó las cárceles y las hizo más grandes, cada vez más grandes, más y más. No podían exterminarlos, como se hacía tiempo atrás con la oveja que salía del rebaño, no porque Los Propietarios no lo desearan sino porque el gobierno de otros países, otros más poderosos se entiende, lo impedirían por tratarse de un atentado contra los derechos civiles.

Así La Cárcel fue habitada y no sufrida. La extensión de La Cárcel era mucho mayor que la de El País. Se construyeron mercados dentro de La Cárcel, escuelas dentro de La Cárcel, hospitales enteros dentro de La Cárcel y cómo en La Cárcel lo básico (la comida) lo pagaba El Estado, allí cada cual hacía lo que mejor sabía hacer y entre unos y otros se ayudaron como Pueblo y siguieron adelante.

Mientras, fuera de La Cárcel (en este punto prácticamente estar fuera de La Cárcel era casi estar dentro de una de ellas) Los Propietarios no sabían qué hacer. No había nadie que recogiera sus tomates, nadie que los distribuyera, no había nadie tras el mostrador de la verdulería que acabara por vendérselos. Los Propietarios fueron dándolo todo por perdido y emigraron de El País a otros países dónde poder despilfarrar todo el dinero que su rebaño les había proporcionado durante tanto tiempo.

Por fin La Cárcel se hizo país, ese que llamaron Circón, y con el paso del tiempo el desorden público obligó a sus ciudadanos a elegir un representante. Comenzaron a crearse asociaciones, gremios, empresas y volvieron los estratos.

Después de algunos años más, en Circón surgieron nuevos "Propietarios", esos que antes fueron parte de El Pueblo, y estos (Los Propietarios) volvieron a aprovecharse de un nuevo Pueblo, no como simbiontes sino como mosquitos, como parásitos, como vampiros...

...Y entonces el pueblo estalló y se hizo pueblo. Comenzaba así la revolución de ese país que llamaron Circón. La clase media ardió como ya lo hizo meses antes la clase baja y todos los eslabones desde esta última a la primera...


Juanjo Aguilar.

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viernes, 19 de julio de 2013

Cesura: Temas que Surgen en una Conversación de Taxi.

El tiempo,
La crisis
Política,
El Fútbol
                 -Aunque no lo entiendo-
La salud,
La familia,
La ciudad,
                 -¿Eres de aquí?
Y yo digo:
-Sí.
Al momento, convencido,
Aunque no sea cierto.
La música en la radio,
La música que escucho,
                 -Aquella de la que entiendo
                 Pero no mucho-
Los monumentos,
El tiempo
                 -El otro tiempo digo-
Las mujeres incluso.
La vida, el universo
Y todo lo demás,
El transcurso
Del viaje.
                 -me refiero al del taxi-
Las buenas noches
Y el “que le sea leve”.
Un camino intenso,
Prolijo en palabras
Pero breve.


Juanjo Aguilar.

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martes, 16 de julio de 2013

Mi Neurona Paranoide: Gel y Champú.

Después de un día de playa espléndido, pararon en su piso antes de salir a cenar, dejaron los bártulos, dejaron la paz de la mar y se adentraron en los previos de la noche. Habían decidido ir a un restaurante italiano dónde afirmaban que se comía estupendamente. Yo les creí por supuesto, son mis amigos, y no les faltaba razón. Pero antes, antes de la cena y de la noche, marítima cómo una balsa que zozobra, tocaba ducharse para dejar atrás, también, la sal y la suciedad que había arrastrado la marea durante días, meses quizá.

Ya en el baño me desnudé cómo me desnudo siempre (no conozco otra forma y si la conozco la obvio) y me metí en la ducha. Una vez dentro observé por primera vez la cantidad de geles y champús que había en esa bañera. No se si eran diez, veinte o si eran treinta, pero eran muchos en comparación con los que yo tengo en mi piso, esto es, un solo champú y un solo gel.

Estaba divagando, como suelo hacer muy a menudo, cuando me di cuenta de la disyuntiva en la que me encontraba: ¿con qué champú me lavaba el pelo esa noche, con qué gel me duchaba?

Estuve un rato cavilando sobre esto mientras el agua templada como un beso recorría mi cuerpo como a la espera de algo más que aún no llegaba. ¿Con qué champú, con qué gel me duchaba?

Y de entre ese mar de geles y champús los vi, los míos, los de siempre y volví a usarlos como tantas otras veces.

Y solo después de ducharme me dí cuenta de algo, estaba equivocado yo en una cosa, sí que conozco otra forma  de desnudarme, cuando me desnudas tú y esa no debería obviarla, como tampoco obvié en la ducha a mi querido gel ni a mi champú.

Juanjo Aguilar.

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lunes, 15 de julio de 2013

Stop Motion: Wok.



Heridos dos cocineros chinos del Wok tras pelearse entre ellos.


Dos cocineros de nacionalidad china que trabajan en el restaurante Wok localizado en la zona de ocio de un centro comercial resultaron heridos este miércoles tras una reyerta protagonizada entre ambos en el interior del local. 


Los hechos se iniciaron pasada la una de la tarde, cuando por razones que se desconocen se inició una pelea entre los dos empleados con el lanzamiento de todo tipo de utensilios de cocina como cubertería y platos, hasta que uno de los dos implicados asestó al otro un golpe con una sartén en la cabeza que le provocó una herida por la comenzó a brotar gran cantidad de sangre y quedó tendido en el suelo. 


Fue entonces cuando se trasladaron de manera inmediata hasta el lugar de los hechos varios agentes de la Policía Nacional y también de la Local, además de efectivos del servicio de emergencia del 112, que tuvieron que trasladar al cocinero herido en la cabeza hasta el Hospital del Mar. El otro implicado, que presentaba heridas leves, fue trasladado por los propios agentes de la Policía Nacional hasta el centro hospitalario.


Según ha podido conocer este medio, entre ambos ya existían rencillas con anterioridad hasta que la situación de tensión que vivían derivó en la trifulca que protagonizaron en la jornada de este miércoles. Además, al parecer, no era la primera vez que el empleado que sufrió heridas de menor consideración tenía problemas con compañeros de trabajo. 


Por otro lado, las diferencias con el idioma, puesto que ninguno de los dos hablaba el español, ha impedido que se pueda saber con exactitud los motivos por los que se inició la pelea entre los cocineros.



El video y la noticia no tienen ninguna conexión el uno con el otro. El vídeo es una grabación propia del proceso de preparación y servicio del postre (Una especie de Bola de helado de vainilla envuelta en un crepe que recibimos en el restaurante de comida asiática "Sakura" (Benalmádena), una experiencia culinaria que no olvidaré. Por otro lado la noticia la encontré mientras buscaba la situación de dicho restaurante y me pareció curiosa, después de ver la habilidad que poseen estos cocineros me imaginé una lucha casi a la altura de los ya conocidos duelos de samurais entre dos de los cocineros que nos atendieron.

Juanjo Aguilar.

sábado, 13 de julio de 2013

Mi Cuaderno Negro: Otra Huella.


Planté mi pie
en la arena
y mi huella se adhería
a otra huella
que se unió a la mía
y, entre las dos,
formaron otra huella,
una más profunda
y más efímera,
como aquel amor
que se unió al mío
y no se esmera
ahora por quedarse.
Y un trocito de vidrio
azul
en la orilla
brillaba incesante
y dolía
recordándome a ti.
Planto, como ya hice antes,
mi pie en la arena
y mi huella se adhiere
otra vez a otra huella
extraña y pasajera
que se une a la mía
y, entre las dos,
forman una huella,
quién sabe si la tuya.

Juanjo Aguilar

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domingo, 7 de julio de 2013

Cesura: Imagina.

Imagina un parque sin columpios,
Una cerveza caliente,
Un gazpacho sin tomate,
Imagina también una puerta
Sin manillar, sin pomo, sin asidero.
Imagina primero,
Un sudoku sin números iniciales,
Un pasapalabra sin vocales,
Un parchís sin fichas rojas,
Verdes, amarillas o azules.

¿Puedes imaginar 
una montaña nevada sin aludes?
¿Y un río sin montaña?
¿Y un bosque sin árboles?
Imagina, si puedes,
Una carretera sin asfalto,
Un corazón sin diástole,
Un mosquetero sin mosquete,
Una bala sin casquete.

Imagina además un presidente
Español que hable inglés,
Inglés fluido,
Una mujer desnuda con las ingles
Depiladas con descuido.
Imagina ahora, solo si puedes,
unas medias de encaje sin encaje.
Imagina un tatuaje
En el cielo de la boca,
Una boca de incendio medio roja,
Imagínate una monja
Borracha que se toca.

Imagina una farola
Que se enciende sola
Y solo de día,
Un pacifista policía,
una pipa de sandía sin sandía.

Imagina una sola directriz
Con una posibilidad tan solo,
Un solo polo positivo sin su otro polo
Negativo. Imagínate un graffiti
En una sala de exposiciones,
Un musical sin canciones,
Un partido sin sanciones.
Imagina una vagina sin orificios,
Un cielo sin paraíso
o Un infierno sin beneficios.

Ponte a imaginar ahora
Un reloj sin cuartos de hora,
Un raíl sin locomotora
O un residente sin gentilicio.

Imagina todo eso tal que así,
Y solo entonces
podrás hacerte una idea,
De lo que soy ahora sin ti.

Juanjo Aguilar.

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sábado, 6 de julio de 2013

Mi Neurona Paranoide: Confianza.

Ocurrió en aquel partido de fútbol. Era la final de no sé qué copa, algo importante. Los aficionados y no tan aficionados se removían ansiosos en sus asientos, vitoreaban, saltaban con cierto júbilo y no menos tensión. El partido se había alargado lo impensable. Primero el tiempo reglamentario, más unos trocitos de tiempo de aquí y allá que los árbitros recogieron y cosieron. Luego la prórroga con sus trocitos cosidos también y por último una interminable e incruenta fase de penaltis.

Ocho, diez, doce penaltis.

La situación era infartante. Los porteros sufrían a cada arremetida. Las botas seguían propinando cañonazos sin piedad. Pareciera que aquello no iba a acabar nunca.

Entonces sucedió.

Un jugador ya posicionaba la pelota en su lugar correspondiente, ya miraba las dos fronteras verticales y también la horizontal, blancas todas ellas. Se limpiaba las gotas de sudor que resbalaban desde su nuca. También lo hacía su rival, el cancerbero (Siempre me ha fascinado esa palabra que hace referencia a la criatura mitológica, como si las redes de la portería fueran las puertas del mismísimo infierno).

Este último movimiento decidiría el partido.

El lanzador miró a las gradas cansado y a su equipo. Pitó el árbitro. Entonces y sin mediar palabra el lanzador en lugar de chutar se acercó paso a paso hacia la portería y tendió su mano al guardián de los infiernos. Éste la miró desconfiado, miró a uno y otro lado, a los ojos de su rival y vio paz y se sumergió en ella. Las dos manos se unieron en un fraternal abrazo y el público estalló en aplausos.

No solo se abrazaron sus manos, también ellos dos se abrazaron quizá guiados por el aplauso de la afición. Gentes de todos los países se habían unido para ver la final, la final mundial, aquella que enfrentaba en un simple juego de pelota a todo un planeta.

"Menudo gesto de deportividad, de buen hacer, sí señor ¡Esto es fútbol señores! ¡Esto es deportividad!" - Estallaba la voz de los comentaristas.

Sin embargo, volvamos a la portería. Bajo las puertas del infierno la voz del lanzador susurró:

"Estoy harto de todo esto, ya estoy cansado. Voy a chutarte hacia la esquina superior derecha de la portería. Ha sido un buen partido."

Se separaron los cuerpos. La mirada del portero se perdió entre la multitud que vitoreaba.

El lanzador se posicionó, sonrió en paz. El árbitro pitó.

La carrerilla, la bota, la pelota, el cañonazo; las puertas del infierno vibraron. Gritó el público.

Había entrado el balón.

En la repetición pudo verse, después, cómo la pelota viajaba desde la bota hasta la esquina superior derecha de la portería y cómo el cancerbero, el guardián del averno, se lanzaba desde el centro de la meta hacia la esquina inferior izquierda de su puerta. Lo que nadie supo jamás es que aquella repetición ya la había vivido antes el cancerbero, pero no con sus ojos, ni con sus manos, ni con el impulso de su cuerpo.

Y solo una persona advirtió las lágrimas del cariacontecido lanzador, lágrimas no precisamente de júbilo y el cancerbero se echó a llorar también, pero no lágrimas de derrota.

Juanjo Aguilar.

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jueves, 4 de julio de 2013

Stop Motion: Agarrar el Quiquiriquí por la cola.



Cuando más difícil me resulta es por la noche. No digo <<cuando más la añoro>>, porque no siento añoranza. Pero por la noche, cuando estoy solo en la cama, pienso en ella. Nada de pensamientos calenturientos o algo así, sino que recuerdo todos los momentos buenos que pasamos juntos. La veo, más bien, en bragas y camiseta durmiendo con la boca abierta, respirando pesadamente, dejando un círculo de babas en la almohada, y me veo a mí mirándola. ¿Qué es lo que yo sentía entonces, cuando la miraba así? Ante todo sorpresa por el hecho de que no me diera asco, y después, una especie de afecto. Amor no, afecto. Del tipo de afecto que sientes por un animal o por un bebé, más que por tu pareja. Y entonces lloro. Casi todas las noches. Y no se trata de un llanto de arrepentimiento, porque no me arrepiento. No tengo de qué. Fue ella la que me dejó. Además de que es bueno que nos separáramos, y no solo para ella, sino para los dos. Y todavía mejor es que lo hiciéramos a tiempo, antes de que hubiera niños de por medio y de que todo se volviera más complicado. ¿Por qué lloraré, entonces? Pues porque las cosas son así. Cuando le quitan a uno algo, aunque se trate de una mierda, duele. Si hasta cuando te quitan una verruga, queda una cicatriz. Y la noche, por lo visto, es el mejor momento para rascártela.

-Etgar Keret. Agarrar el Quiquiriquí por la cola.
Y de repente llaman a la puerta (2012)

Juanjo Aguilar.

martes, 2 de julio de 2013

Mi Cuaderno Negro: Secando Bits.


Javier tenía por costumbre almacenar en formato CD todos los orgasmos de sus compañeras de cama. Grababa solo el sonido con el móvil y luego lo pasaba a su portátil. Cuando la relación con la chica terminaba por uno u otro motivo, el que fuera, Javier grababa un disco en el que, numerados, podían escucharse todos y cada uno de los puntos álgidos de sus relaciones sexuales. Entonces hacía dos copias, una de ellas se la enviaba a la chica en cuestión, la cual, intrigada tras descubrir su nombre escrito con una caligrafía precisa a rotulador indeleble, escuchaba el sonido de los muelles, la carne y sus propios gemidos en formato mp3.
La otra copia la colgaba del cableado que unía la fachada de su casa con la fachada de la casa de enfrente, una muy moderna (Según él) diseñada por un arquitecto de renombre que contrastaba con la suya llena de desconchones, musgo y humedades.

A Elena, la primera pareja de Javier, le pareció asquerosa la idea del disco, lo rompió y se dirigió ofendida a la casa de su pervertida ex-pareja para reclamar una explicación, cruzarle la cara y obligarle a borrar cualquier contenido sonoro en el que su voz apareciera. Y así lo hizo, reclamó una explicación, le cruzó la cara y borró el contenido.

Clara, sin embargo, comenzó a excitarse escuchando el audio hasta el punto de que, caliente como un volante en agosto, comenzó a masturbarse oyendo la grabación. Jamás volvió a saber nada de Javier, ni tan siquiera se molestó en volver a llamarlo.

Cuando el sobre con el CD llegó al buzón de Paola esta ya estaba muy lejos de aquella casa, se había mudado a Badajoz por motivos de trabajo y además, entre otras cosas, para olvidar al imbécil de su ex. Cuando una pareja de recién casados compró la casa, llegaron con su Renault cargado de sueños y abrieron el buzón, se debatieron entre oír aquel álbum titulado "Paula", aquel supuesto, escrito con una caligrafía precisa a rotulador indeleble, o sencillamente tirarlo a la basura. Al final decidieron reproducirlo pero, por suerte o por desgracia, el CD estaba rayado.

El día de aquel fatídico accidente de tráfico Rocío falleció. Después de muchas lágrimas Javier reunió el valor suficiente para asistir al entierro y depositar en su tumba aquel CD recopilatorio. "Cuanto la quería este chico, qué bonito, seguro que le ha dejado un disco con sus canciones favoritas." decía una de las vecinas de la chica, una de estas cotorras metomentodo. Javier no tardó en encontrar otra mujer.

Con el tiempo Javier aprendió a amar a Ana, su esposa, y solo a ella. Ana disfrutaba en cierto modo con el pequeño Hobby de su esposo y con el tiempo el ordenador de Javier se llenó de carpetas y carpetas con el año y el nombre de Ana. El matrimonio siguió viviendo en aquella casa destartalada,  sus sueldos no les permitían mudarse a otro lugar. Tuvieron una hija que se convirtió entonces en el orgullo y la pasión de Javier. Con los años el matrimonio se fue al garete como tantos otros y cuando Ana arrojó a los pies de Javier un DVD con su nombre "ANA", escrito con penosa caligrafía y con un rotulador verde Carioca, este lo tomó, se alteró con el portazo final y se dispuso a escuchar todos y cada uno de los orgamos de su ex-mujer. Uno a uno todos ellos. Algunos le trajeron recuerdos, otros apenas los recordaba y hubo otros en los que no reconoció su voz aunque se distinguían perfectamente los gemidos de Ana.

Este último también lo colgó Javier de aquel cable que conectaba su vieja casa con otra a su entender mucho más moderna diseñada por un arquitecto de renombre que contrastaba con la suya llena de desconchones, musgo y humedades. Fue el último que colgó, no se si grabaría más.

Juanjo Aguilar.

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