Frase de la semana

"Para que nada nos separe, que no nos una nada."

Pablo Neruda.

martes, 3 de septiembre de 2013

Cesura: Ampliación del campo de batalla.

Mi espalda se resiente,
mis hombros, cansados, crujen.
El ventilador sigue incansable una y otra vez moviendo su cabeza como negando,
de derecha a izquierda, lleva ya haciendo eso mismo sin ninguna queja siete años.

Yo, sin embargo,
me sigo quejando.

Un día te despiertas y todo se te antoja monotonía:
primero está el ventilador que no para de negarte,
las mismas proyecciones de luz en la misma pared
producidas por la misma persiana día tras día.

Otra vez plantas el pie derecho

                         (Al menos en mi caso)

en el suelo, me crujo aquellos hombros cansados.
Enciendo el ordenador.
Reviso Gmail.
Reviso Facebook.
Prendo el móvil.
Reviso Twitter.
Reviso WhatsApp.

¿Cuánto durarán estos productos caducos como cualquier cosa?
¿Cuánto tardaremos en despertarnos y cambiar esta monotonía por otra?

Después me ducho. Pero antes enciendo el termo.
A veces canto dentro,
a veces no,
pero siempre dentro de la ducha me pongo a pensar

                          (Otra monotonía más)

y siempre utilizo el champú antes que el gel.

                         -A veces, se me va la cabeza
                         y, en lugar de lavar mi pelo, primero
                         lavo mi cuerpo y se me olvida
                         usar el champú por completo-.

Te han pasado cosas horribles en esta vida
o al menos a ti se te antojan horribles
cuando no son más que tonterías.

Una tras otra las personas te sonríen
y a la mañana siguiente
se pierden por siempre.

                          (Las personas no son
                         como el ventilador
                         que nunca falla
                         hasta que se rompe).

Ya no llevas la cuenta de cuantos libros has leído
ni de cuantas películas has visto,
tampoco de cuantas mujeres has conocido.
Pronto apenas y a penas te interesa la música
tampoco más de lo prescindible.

                          (Aún cuando no puedes evitarla)

Tienes más preocupaciones.

                          “El campo de la norma ya no te bastaba
                          por eso tuviste que entrar en el campo de batalla.”

El campo de batalla es infranqueable.
ineludible como Internet,
como el ventilador,

                          (aquí vuelve otra vez)

como el dolor de espalda
o encontrarte con tu ex
(qué horrible suena la palabra)
cuando menos lo esperabas.
Este es nuestro campo de batalla
y todos lo frecuentamos.

No tenemos muchas armas:
la imaginación,
los días de vacaciones,
la tele y el sofá
para algunos,
para otros la maleta
y el pasaporte.

Combatimos las cláusulas
y las leyes.

                          (También en el amor
                         hay cláusulas y leyes
                         nunca escritas)

Combatimos desde que nacemos
a la propia muerte.

                          (Esa que nunca está presente
                          hasta que se la mienta)

Y volvemos a despertarnos,
otra vez, al día siguiente
con ese ventilador ineludible
y ese pie derecho antes que el otro,
dirigiéndonos al baño entre
las mismas rendijas
de persiana medio abierta,
usando el champú antes que el gel.

                          (Cuando te acuerdas).

Juanjo Aguilar.

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Cesura: Ampliación del campo de batalla. por Juanjo Aguilar se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

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