Los dos se miraron por breve tiempo
no sin antes percibir esa tensión
que momentos atrás también sintieron
bajo la pregunta de él
y la respuesta de ella.
No volvieron a cruzarse sus miradas de nuevo
y no hacía falta porque el viento
se llevo consigo todo intento
de que hablara él
y escuchara ella.
Pero más tarde
(y cada uno en su respectivo apartamento)
ambos, en silencio, volvieron
a pensar en todo aquello.
Y volvió a cavilar él
y volvió a reir ella.
Juanjo Aguilar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario