Mi Neurona Paranoide: Conversación sobre la primavera entre la silla de tres patas y la papelera.

Hoy, como todos los días, volvía de la facultad disfrutando de un largo y agradable paseo de esos que doy escuchando música (Esta vez Nina Simone, Sonaba Strange Fruit) e intentado observar con cautela el mundo que me rodea ya que Mi Neurona Paranoide de cuando en cuando florece (qué mejor metáfora ahora que estamos en primavera) y me sorprende con cosas como esta que os paso a relatar:

La conversación sobre la primavera
entre la silla de tres patas y la papelera.




-Silla de tres patas.- 

Lo malo de la primavera
Es el tiempo que perdí buscándola
y lo distinta que era 
a como yo la recordaba.
El año anterior, dulce
como una mora, la primavera se prestaba
a los sonidos y a los colores.
La recuerdo llena de caricias
y miradas toda ella, 
de paseos y de trigo, 
mucho trigo que se enreda.
Hoy la primavera 
se presenta 
prostituta,
se presenta
muerta,
se presenta
astuta,
Se presenta
inestable,
se presenta vacía y desbordada.
Hoy la primavera me lanza sus esputos
y me lloran los ojos por la alergia
y me lloran también por los recuerdos
y ya casi no recuerdo, tampoco,
sus ojos, su boca, su voz o su sexo.

Eso es lo malo de la primavera,
que la he buscado y no la encuentro.
O al menos no es primavera, será otra cosa,
porque le falta su trigo, sus ojos, su sexo 
y en definitiva,
le falta ella.

¿Tú que piensas papelera?

-Papelera.-

¿Qué voy a saber yo de la primavera?
¡Soy tan solo una solitaria papelera!

Y así me quedé pensando en cuanta razón tenía la silla de tres patas que tenía el espíritu de un Mustang salvaje pero el cuerpo de un jamelgo lisiado. 
Yo también hecho de menos su trigo y sus ojos y su sexo...
El de la primavera, digo. 
Pero bueno, ¡será por primaveras!

Juanjo Aguilar.