Puede que como ambos.
Era un sonido sedoso
El sonido de tu voz,
Que ya entendía por aquel entonces
Lo que decían los relatos,
El sonido de tu voz,
Que ya entendía por aquel entonces
Lo que decían los relatos,
Entendía lo que soñaban
Los hombres,
Lo que cantaban
Los bardos.
Los hombres,
Lo que cantaban
Los bardos.
Y La comisura de tus labios
Callaba
Mientras tanto
Como a poquito,
Hablabas de silencio
Y silencio surgía de tu boca,
Hablabas de cordura
Y ya no había espacio en mi cabeza
para la locura.
Callaba
Mientras tanto
Como a poquito,
Hablabas de silencio
Y silencio surgía de tu boca,
Hablabas de cordura
Y ya no había espacio en mi cabeza
para la locura.
(O al menos había muy poca)
Dieron las
Doce
La una
Y las dos
Doce
La una
Y las dos
Y Como ardiendo en una fragua
Allí seguía yo
Pensando en los tréboles que crecen
Donde duerme el agua.
Allí seguía yo
Pensando en los tréboles que crecen
Donde duerme el agua.
Y sin duda ya no estabas,
Pero me reconfortaba
Con el recuerdo de tu sonrisa
Que, aun sin disiparse,
Rondaba mi cabeza
De lado
A lado
Pero me reconfortaba
Con el recuerdo de tu sonrisa
Que, aun sin disiparse,
Rondaba mi cabeza
De lado
A lado
Como un cuento
Que repite un padre,
Como una historia veraz,
Como un corazón fascinado.
Que repite un padre,
Como una historia veraz,
Como un corazón fascinado.
Como tú,
Como yo;
Puede que como ambos.
Juanjo Aguilar
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