Cuando se apagaban las bombillas
en mi cabeza eran tiempos mejores,
ahora he comprado velas
y gas natural
y no paro de darle vueltas al asunto.
Mi nuevo cuaderno sigue siendo negro
pero está en la palma de mi mano
tecleo, mientras me guía
el autobus IASA
Como si fuera una máquina
de escribir.
Juanjo Aguilar
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