Ya no tengo fe en las tazas de café molido,
ni en los cabellos desnudos de tu cabellera.
no tengo fe tampoco en los lienzos podridos
de una forma de arte tan filibustera.
Ya no tengo fe en los adioses ni en los olvidos,
ni en las borracheras de mosca sopera.
No tengo fe en los viejos vencidos
tristes y ajados en la carretera.
Tengo cosas mejores que hacer
que andar por ahí deprimido
con la cabeza en el pecho.
Pues ya he conseguido saber
al hacerme el dormido
que no soy más un deshecho.
Juanjo Aguilar
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