Y la carpa estaba llena de poemas incompletos,
de plantas de un curri obsoleto y bicicletas rojas,
y mi camisa estaba llena de tristes y extraños sonetos
y de pasos y sudores y de ardores y de arenas.
Y la carpa siempre repleta de complejos,
y de añejos estudiantes con sus maletas,
y mis pasos y sudores ya no estaban obsoletos
y mi camisa ya no estaba llena de adustas recetas.
Doy mi aliento y mis huellas a tu boca
para poca recompensa,
que no es poca recompensa el poder quererte.
Doy mis manos y mis ojos a tu ropa
en mi estupida insolencia,
caminando por europa para poder verte.
Juanjo
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