Absurda indiferencia coloreada,
estoica vida plena
llena de verdades.
Estúpidos autobuses matinales
y estúpidos vuelos de verano.
Maldita sea la hora
en que se hizo la ciudad y el campo,
maldita sea tu estampa, dios
que en tu eterna desgracia me devoras
y con la vida me enamoras
y con la muerte me la quitas
y con la lluvia veo tus llantos
aunque probablemente no existas.
Juanjo Aguilar
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