Cien personas, vestidas de etiqueta,
soñaban con el inicio marcado
por la corneta.
los aplausos no sonaron a partir
del tercer acto, donde el público
cansado comía pipas sin descanso:
-Vaya asco de teatro,
vaya obra de mal gusto,
¡que me devuelvan el dinero
me encuentro muy a disgusto!
-¿un teatro mi señor?.
Dijo el hombre disgustado
en el congreso de diputados.
soñaban con el inicio marcado
por la corneta.
los aplausos no sonaron a partir
del tercer acto, donde el público
cansado comía pipas sin descanso:
-Vaya asco de teatro,
vaya obra de mal gusto,
¡que me devuelvan el dinero
me encuentro muy a disgusto!
-¿un teatro mi señor?.
Dijo el hombre disgustado
en el congreso de diputados.
Juanjo Aguilar
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